Más de 200 años después de su publicación, Frankenstein es considerado uno de los primeros relatos de ciencia ficción de la historia, y sigue siendo un icono cultural.
La primera vez que se publicó Frankenstein, el 1 de enero de 1818, el libro no llevaba la firma de nadie. Su autora, sin embargo, era Mary Shelley, hija de destacados literatos ingleses. Aun así, en el Londres del siglo XIX no era habitual que los editores publicaran obras de escritores desconocidos, y menos si eran mujeres de apenas 20 años.
Los 500 ejemplares iniciales de Frankenstein no tardaron en agotarse: el libro fue un éxito en su momento, refiere un artículo de la Enciclopedia Britannica (una prestigiosa plataforma de conocimiento general). Pero no fue hasta cuatro años después cuando Mary Shelley consiguió publicar una nueva tirada, esta vez con su nombre en la portada, detalla la fuente.
La terrorífica historia de la criatura fabricada a partir de partes de cadáveres humanos por un médico llamado Victor Frankenstein se popularizó con el paso de los años y es considerada una de las primeras novelas góticas de ciencia ficción, señala Britannica, y su influencia en muchos otros libros, películas y series es notable hasta nuestros días.
Pero entre bastidores ocurren muchas cosas. A continuación, National Geographic detalla tres curiosidades históricas que se esconden tras la aparición de Frankenstein.
En la foto, la mansión llamada Villa Diodati, famosa por haber sido habitada por Lord Byron, Mary Shelley, Percy Shelley, John Polidori y otros amigos durante el verano de 1816. Fue durante esta estancia cuando Mary Shelley escribió la base de las clásicas historias de terror Frankenstein. La casa se conocía originalmente como Villa Belle Rive, y Byron le cambió el nombre por el de la familia de sus propietarios.
1. Frankenstein comenzó a escribirse durante el “año sin verano” en 1816
Durante su estancia en la mansión de Lord Byron en 1816, Mary Shelley participó en una especie de concurso organizado por el dueño de la casa. También lo hicieron el poeta Percy B. Shelley (su novio y futuro marido), el propio Byron y su médico y secretario personal, John Polidori, así como Claire Clairmont (hermanastra de Mary).
“Entre historias de fantasmas, experimentos y lecturas, el encierro dio buenos resultados: un día, Lord Byron propuso que cada miembro del grupo escribiera una historia de terror”, dice el artículo Frankenstein: 1816, el año en que nació el monstruo, publicado en National Geographic Portugal.
El resultado de este “retiro” fueron dos textos considerados “obras maestras de la literatura fantástica”: El Vampiro, de John Polidori (predecesor de Drácula, escrito por Bram Stoker en 1897) y Frankenstein, de Mary Shelley.
La productividad literaria del grupo se debió a lo que en Europa se conoció como el “año sin verano”, explica el artículo. Todo porque la erupción del volcán Tambora, en Sumbawa (Indonesia), el 10 de abril de 1815, envió a la atmósfera toneladas de polvo de azufre, que surcaron el cielo desde distintas partes del mundo como consecuencia del viento.
El humo contaminó el aire y debilitó la luz solar en varias ciudades. Según la fuente portuguesa, hubo incluso escasez de alimentos como consecuencia de la erupción.
2. Frankenstein no es el nombre del monstruo, sino el de su creador, un médico, profesión revolucionaria en la época
Mucha gente asocia el nombre de Frankenstein con la criatura que deambula por la historia de forma terrorífica. Pero lo cierto es que el título de la obra hace referencia a Victor Frankenstein, el médico que creó al monstruo, y un personaje influido por los descubrimientos médicos y científicos de la época que afectaron a Mary Shelley.
Además de la propia presencia de John Polidori, médico y secretario personal de Lord Byron, en la mansión suiza, el grupo también discutía sobre avances de la ciencia que parecían surrealistas.
“Experimentos científicos relacionados con la electricidad, como el de Luigi Galvani, que consistía en mover las ancas de una rana mediante una descarga eléctrica, así como las especulaciones de Erasmus Darwin sobre la posibilidad de resucitar la materia muerta mediante impulsos eléctricos”, describe el artículo de NatGeo Portugal.
3. En su primera edición, Frankenstein tenía un nombre diferente
Mary Shelley eligió inicialmente el título Frankenstein o el moderno Prometeo para su novela de fantasía gótica. Este título reflejaba una serie de influencias que confluyeron en la mente de la escritora al concebir la obra.
Entre ellas se encontraban tramas de fantasmas, como Fantasmagoriana, una antología de historias de fantasmas alemanas traducidas al francés en 1812; así como información sobre descubrimientos científicos de la época y otros diversos textos de suspenso o terror. Britannica detalla que unos 15 años después de publicar Frankenstein, Mary Shelley encontró notas suyas sobre este momento.
“Lo que me aterrorizaba a mí, aterrorizará a otros; y solo necesito describir el espectro que había rondado mi almohada de medianoche: un monstruo, creado por un científico loco cegado por la ambición, que tortura a su creador”, dijo la escritora sobre la génesis de la obra en 1831, según Britannica.
Fuente: National Geographic LA