El crudo informe del diario Río Negro sobre la educación en Argentina

Los conflictos gremiales al inicio del ciclo lectivo, impidiendo el acceso de los alumnos a las aulas, se han vuelto algo cotidiano para los argentinos.

Por JAVIER LOJO

Los sindicatos y el gobierno no logran ponerse de acuerdo, entre las necesidades salariales de unos y las posibilidades de caja de otros, para encauzar una solución de la que toda una sociedad está hace años siendo rehén.

Las mezquindades de ambos sectores definen, una vez más, el fracaso de la política para solucionar algo tan sensible como es la educación de nuestros jóvenes.

Hace sólo unas décadas se llegó a consensuar que gran parte de los problemas que atravesaba el sistema educativo se debían a la falta de recursos. Comprendiendo esta demanda de años, el gobierno del matrimonio Kirchner tomó la decisión política de duplicar las partidas para Educación y así pasaron del 3% del PBI en el 2004 a los actuales niveles de transferencias que equivalen a algo menos del 6% del producto.

Los indicadores económicos del sistema mostraron signos positivos. En la última década la inversión por alumno en todo el país, medida en este caso en dólares para corregir parte de los desvíos que genera la inflación, creció en forma importante.

En Neuquén, por dar un ejemplo cualquiera, pasó de 1.690 dólares en el ciclo lectivo 2006 a proyecciones para el cierre del año pasado en torno a los 4.520 dólares, mostrando así un crecimiento del 167% en el período bajo análisis. Un dato positivo teniendo en cuenta el noble destino que debería tener ese dinero: la escuela pública.

Lo mismo puede observarse en la relación docentes por alumnos, que cayó respecto de la media regional e internacional, ubicándose Río Negro y Neuquén por debajo inclusive de la media del país. En el 2015, en la primera de las provincias mencionadas, el nivel primario tuvo 8,6 alumnos por cargo frente al curso. Este indicador cae a 6,7 alumnos cuando se toman en cuenta en esta relación los cargos totales existentes (dirección, frente al curso, apoyo, personal único y fuera de planta).

La literatura especializada señala que lo ideal en un sistema educativo es tener en el aula hasta 20 chicos por maestro.

El sentido común nos hace reflexionar que con los cerca de 7 estudiantes por cargos que presenta Río Negro debiera existir una relación casi personalizada entre los alumnos y el docente, con todo lo positivo que conlleva ese esquema.

Un reciente trabajo elaborado por el CEA-UB, organismo liderado por uno de los miembros de la Academia Nacional de Educación de Argentina, Alieto Guadagni, profundiza puntualmente este tema destacando que durante el período 2003-2015 la matrícula escolar primaria estatal en todo el país se redujo un 12%, mientras la cantidad de cargos docentes aumentó un 19%. En el 2015 había 12 alumnos por cargo docente primario estatal en todo el territorio, pero existían grandes diferencias entre las provincias.

Por ejemplo, en Catamarca y Río Negro existían apenas 7 alumnos por cargo docente, mientras que en la provincia de Buenos Aires la relación se elevaba a 16 estudiantes. “Con apenas 12 alumnos por cargo, nos ubicamos entre los países con más docentes por alumnos, en paridad con naciones de un elevado nivel educativo como Finlandia, Dinamarca, Suiza, Australia o Bélgica, y por encima de Alemania, los Estados Unidos, Israel o Corea del Sur. El promedio en los países desarrollados es de 15 alumnos por cargo. En los países de América Latina ese indicador llega a 22 alumnos por cargo. No obstante, muchos de ellos registran mejores niveles de conocimientos de sus alumnos primarios que nosotros, como lo evidencia la Prueba Terce-Unesco del 2013”, detalla el especialista. El nivel secundario muestra esta misma tendencia.

Todas estas frías estadísticas reflejan que los resultados educativos no acompañaron a los económicos. Pese al enorme esfuerzo fiscal y las teorías que apoyaron esta iniciativa, la situación en las escuelas empeoró en estos últimos años inclusive con más docentes y menos chicos en el sistema. Los indicadores educativos se hundieron en valores impensados décadas atrás. Esta realidad termina confirmando que no sólo es cuestión de inyectar fondos sobre una partida para que el sistema funcione.

Desde el 2004 –momento en que se toma la decisión política de incrementar los presupuestos en Educación– las tasas de promoción efectiva, repitencia, abandono, escolarización y sobre edad, entre otras, retrocedieron en forma brutal, y obviamente ninguna de ellas cumplió con las expectativas puestas al momento de definir los enormes aumentos de partidas. Y como los mencionados, hay innumerables ejemplos más en los que existe una clara disociación entre la realidad presupuestaria y los resultados obtenidos en estos últimos diez años.

La eficiencia de la utilización de los recursos que se destinan al sistema es sin dudas un tema que debe ser analizado por los sectores políticos para intentar entender la tragedia educativa que vive el país. (Ver recuadro adjunto)

Batalla sin vencedores

La crisis que atraviesa la educación es un reflejo de los tantos fracasos de la política desde la llegada de la democracia. La foto de hoy define la avaricia de aquellos sectores que pugnan en esta estéril batalla.

Por un lado está el gremio docente impidiendo a los chicos el acceso al conocimiento con un argumento anacrónico y totalmente contradictorio: la defensa de la escuela pública. No caben dudas de que los paros que hace ya décadas cortan la posibilidad a los chicos de asistir a las aulas ayudaron a consolidar la degradación del sistema: hoy la mitad de los alumnos no puedan finalizar el secundario, se registra un éxodo creciente de la matrícula desde los colegios públicos hacia los privados y los que no pueden hacerlo por una cuestión económica quedan sin contención alguna por parte del Estado. El apoyo a la escuela pública va mucho más allá de la demanda del salario docente, independientemente de que se acepte que son bajas las remuneraciones que reciben hoy los educadores y que éstas tienen que elevarse muy por encima de lo que hoy ofrecen los gobierno provinciales. Lo que se cuestiona no son los reclamos sino las formas, que golpean, y duro, sobre los indefensos del sistema.

Del otro lado están los gobiernos, un espejo de lo que es hoy la sociedad.

En las últimas encuestas públicas solicitadas por el gobierno nacional, hacia fines del año pasado, quedaba definido que la inflación es lo que más angustiaba a los argentinos. El tema corrupción le seguía de cerca, un escalón más bajo estaba la desocupación, luego la pobreza y en un porcentaje menor el narcotráfico. La preocupación por la Educación se ubicó por debajo del 10% entre los encuestados.

Estos números vacíos de emociones nos dicen mucho.

Los funcionarios públicos se mueven hoy por las encuestas y todo parece indicar que la Educación, lamentablemente, tiene el lugar que la misma sociedad le pone en su agenda de prioridades. “Si no los quieren educar por caridad, al menos háganlo por miedo”, señalaba hace tiempo ya Domingo Faustino Sarmiento, enfurecido, intentando hacer entender a sus interlocutores la necesidad de educar a la sociedad. Pasaron más de 160 años de dicha frase y se mantiene vigente.

Irónicamente, la política pareciera no aprender la lección que nos da la historia.

Indicadores
70%
de los estudiantes secundarios de la Argentina no termina el ciclo secundario (medio) en tiempo y forma, según Idesa.
50%
de los jóvenes, según el Cippec, no accede al aprendizaje indispensable de la lengua.
Fríos números
u$s 4.520
es la inversión por alumno que se estima que destinó la provincia de Neuquén durante el año pasado.
167%
fue el incremento, en dólares, de la inversión por alumno en Neuquén en la última década.
8.256
fue la pérdida de matrícula primaria estatal que sufrió Neuquén en 2005-2014,
según datos suministrados
por la provincia.
“La mitad de los jóvenes no termina el secundario. Quienes lo hacen, el 50% no comprende textos. Es decir, dependen de terceros”.

One Response to "El crudo informe del diario Río Negro sobre la educación en Argentina"

  1. martino cruz dice:

    Los adolescentes de pueblos vulnerados se preguntan ¿Después de la Secundaria que somos? ¡Pordioseros de la educación! Porque no hay continuidad para seguir estudiando una carrera de Tecnicatura Superior Universitaria. De la Educación al Trabajo. Aprobado por el Consejo Federal de Educación. Título Nacional. Ley 26 206 de Educación Argentina ¡Cumplan con lo prometido! ¡Queremos educación Tecnicatura Superior Universitaria!

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