Entrevista a las glándulas salivares

imagen-16718510-2En entrevista, las glándulas salivares hablan de su importante función de fabricar saliva.

Por:  CARLOS F. FERNÁNDEZ | (Diario El Tiempo de Colombia)

Si no hubiera saliva los alimentos serían como una piedra pómez y no tendrían ningún sabor.

Discretas y con la tranquilidad de quienes cumplen con su tarea sin aspavientos y sin ganas de figurar, las glándulas salivares dicen con modestia que su función primordial es iniciar la digestión de los alimentos.

Ese bajo perfil –al que se une su impenitente actitud de no molestar lo mínimo– es el responsable de que la gente sepa poco de ellas, al punto que pocos conocen dónde están o cuántas son.

“Nos conformamos con que las personas no olviden que producimos la saliva que hasta les permite mojar la palabra”, dicen desde sus privilegiados lugares de domicilio, en la cabeza y el cuello.

-¿Quiénes son ustedes?

-Bueno, somos glándulas y eso quiere decir que nos dedicamos a fabricar cosas. En nuestro caso nos encargamos de producir la saliva que vertimos a la boca. Aunque existen varias, las principales o mayores somos tres pares (derecha e izquierda): parótida, sublingual y submaxilar. Entre nosotras, la parótida es la más publicitada, porque es la que más se afecta por el virus de las paperas y está ubicada en el ángulo del hueso de la quijada.

-Entonces su función es producir saliva…

-Sí y no la desprecie, porque ese líquido está lleno de proteínas, carbohidratos, electrolitos, células y enzimas que desempeñan papeles muy importantes en el inicio de la digestión de todo lo que usted se come. Por si fuera poco, sin saliva todos los alimentos serían más secos que una piedra pómez y no tendrían ningún sabor. Además ayuda a la gente a mantener sanos sus dientes y lubrica la boca para que pueda hablar y deglutir con comodidad. Así que cuidadito con ella.

-Bueno, ¿y cuánta producen al día?

-Estamos seguras de que el dato lo va a sorprender: pues nosotras arrojamos a la boca un promedio de dos litros de saliva al día. Algo así como 34 mil litros durante la vida.

-¿Ustedes le hacen a uno agua la boca?

-¡Claro! Lo que pasa es que nosotras estamos bajo el control del sistema nervioso autónomo. Es decir que cuando recibimos estímulos como el calor, la masticación, la presencia de comida o cuerpos extraños en la boca o cuando la persona se expone a sustancias ácidas o amargas, se excitan unas terminaciones nerviosas muy finas que están en la cavidad oral y en la lengua; estas llevan esa información al cerebro, donde tenemos un control desde el cual se nos ordena que produzcamos saliva. Pero también podemos producirla por un reflejo condicionado. ¿Ha oído lo de Pavlov y su perro? Pues con el solo hecho de que usted vea la comida o piense en el sabor limón, basta que inundemos la boca.

-Aclárenme un poco eso de la digestión…

-A ver, como la saliva empapa los alimentos, y en ella hay una sustancia llamada ptialina (que es la enzima amilasa), que desdobla los almidones y el glucógeno, esta actúa mientras la comida llega al estómago, donde se completa el proceso digestivo.

-Sé que no les gusta molestar, pero sé que a veces se enferman…

-Claro que sí, como cualquier órgano. Podemos padecer enfermedades benignas y malignas. Una de las manifestaciones de que estamos mal es que producimos poca saliva, y eso es aburridísimo. Pero quizá por lo que más molestamos es por los cálculos o piedras que formamos y que pueden taparnos los conductos e inflamarnos de manera repetida. Eso duele mucho. Ni se imagina.

-¿Y que otros síntomas producen?

-Bueno, se presenta una inflamación que se puede ver y palpar en el cachete, por delante de la oreja, y ya le dijimos que duele, pero ese dolor se aumenta al comer o cuando se estimula la producción de saliva, por ejemplo, al chupar un limón. El problema es que esto tiende a ser repetitivo, porque por lo general se manejan los síntomas y casi nunca las causas, que son muy difíciles de identificar.

-¿Cómo se diagnostican sus males?

-Sin duda un buen examen es necesario, pero los médicos también suelen utilizar imágenes con ecografías, tomografías y resonancias magnéticas, pero en muchos casos no son muy específicas. El estándar hoy es la llamada sialoendoscopia. (Véase: Ya no es necesario que nos extirpen).

-¿Alguna sugerencia para cuidarlas?

Pues aseen bien su boca, cuídense de virus como el de las paperas y mucho ojo con el cigarrillo y el alcohol.
Fuentes: Servicio de Cabeza y Cuello Clínica del Country (Unidad Glándulas Salivares). Juan de Francisco, cirujano de cabeza y cuello, y José Félix Castro, cirujano.

‘Ya no es necesario que nos extirpen’

La sialoendoscopia es un procedimiento mínimamente invasivo que utiliza un endoscopio, con lentes digitales de un milímetro de diámetro y que se introduce por los conductos de las glándulas. A través de ellos se retiran los cálculos, cosa que celebran ellas: “Ya no es necesario que nos extirpen y eso es buenísimo. No es el único beneficio; como es un método menos cruento, pues los riesgos, las incapacidades y las complicaciones son significativamente menores”, dicen.

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