Como hoy domingo no sólo paró de llover sino que también salió el sol, me fui a poner al día con las muestras de arte que ofrece la ciudad de Neuquén. Primero entré al Museo Gregorio Álvarez y después al Museo Nacional de Bellas Artes, que de paso sugiero que se le cambie el nombre por Museo Contemporáneo porque de «bellas artes» cada día tiene menos.
Es lindo exponer: van los amigos y te felicitan, va la prensa y te hace fotos. Hay un momento para los discursos y nos podemos llegar a emocionar. El vino de honor y el ágape es esperado con ansiedad. Los funcionarios sonríen, los artistas están felices y los amigos comen y beben hasta saciarse.
El Museo Gregorio Álvarez está ubicado en el Parque Central, a la altura de San Martín y Brown. La entrada es libre y gratuita, de lunes a viernes de 8 a 20 hs. y sábados y domingos, de 16 a 20 hs.
Por Rubén Reveco. Licenciado en Artes Plásticas
En el MGA inauguró el 5 de mayo una muestra de pinturas Rosario Cufari, Silvana Coy y Gastón Pereira. «Llamado a la fuerza» es el nombre la exposición, según leo en el tarjetón que imprime la Subsecretaría de Cultura, lo que está muy bien porque los artistas se lo merecen. El nombre tiene que ver con «que abra (la Fuerza) los canales que nos conectan con la sabiduría milenaria que habita en nosotros y en todo lo que nos rodea. Somos parte de la creación, somos la fuerza aquí y ahora».
Esto de invocar tanto a la «fuerza» me recuerda un poco a la Guerra de las Galaxias pero la muestra no tenía nada que ver con la película. Sospecho, si, que ese texto lo sugirió Gastón Pereira porque sus pinturas y objetos sí que tienen relación con lo milenario, no sé si con la sabiduría pero sí con los pueblos originarios.
La respuesta de los espectadores fue masiva. (Foto: Daniel De Laurentiis)
Gastón Pereira y Rosario Cufari presentan pinturas a base de acrílico mientras que Silvana Coy lo hace en técnica mixta y collage.
Gastón Pereira
A este joven artista y docente lo conozco hace unos años (los profesores son cada vez más jóvenes). Es muy empeñoso y laborioso. Yo tenía ganas de ver varias obras juntas y esta fue la oportunidad. A veces Pereira se deja encandilar por los destellos del arte contemporáneo (y experimenta con otros rubros) pero siempre vuelve, recuerda que es artista y que puede llegar a ser un gran pintor.
El tamaño de las obras creo que no tiene nada que ver con su calidad, pero en este caso lucirían más si fuesen de un formato mayor. Su mejor trabajo (arriba) se impone por presencia al resto. Aun así, reconozco una unidad conceptual y formal en este artista. Cualidad que casi no se da en los jóvenes que son más de experimentar. Buena propuesta. Buen color y composición.
Rosario Cufari
Rosario transita por la abstracción geométrica, esa que inventaron por la década del 30, del siglo XX, Víctor Vasarely y Piet Mondrian. Reúne todas las condiciones para hacer este tipo de pinturas. Es decir: es fina y prolija. Tiene una buena armonía cromática y por momento, una particular cuota de originalidad, difícil de ver en este estilo artístico.
La pregunta es: ¿Podrá la artista un día liberarse de la abstracción? Lo que sucede con los geométricos es que llegan por un momento a robotizarse. Recuerdo hace algunos años fondos de pantalla de PC con estas ideas. Hacer bien algo no significa hacer lo mismo por siempre.
Silvana Coy
La propuesta de Silvana es más difícil de evaluar. Es más caótica, pero es en ese caos de líneas curvas donde encontramos el valor de su trabajo. Intenta al menos hacer una propuesta diferente. Pero una cosa es mirar sus pinturas de lejos y otra dejarse tentar y mirarlas de cerca.
La técnica mixta y sobre todo el collage requiere de una buena factura y al caos también hay que organizarlo porque de lo contrario puede arrasar con el artista.
Los tres son artistas trabajadores, eso es lo que más rescato.
Segunda estación
Me fui al Museo Nacional de Bellas Artes, templo mayor del arte en Neuquén. Ahí inauguraron Carola Zech y Tomás Espina.
Carola también transita por el mundo (siempre eterno) del arte abstracto. Lo que Mondrian pintaba en una tela, ella lo propone con rectángulos, cuadrados y círculos pero en tres dimensiones (foto). Si bien es una copia de las pinturas, tiene el valor agregado de acomodar en cada exposición las piezas de un modo diferente y lúdico. Cambia, todo cambia…
De Tomás Espina no voy a opinar porque no entiendo su propuesta y no quiero ser injusto. Tengo muchos prejuicios con las instalaciones, arte conceptual, happening, land-art, etc. etc. Lo dejaremos para otra oportunidad. Además, se los ve tan felices.
