Jodorowsky cumple 90: «Hay que mantener vivos la mente, el corazón, el cuerpo y el sexo»

 

FUENTE: Diario El Mundo – FOTOGRAFÍAS: SERGIO GONZÁLEZ VALERO

Creador del Movimiento Pánico con Arrabal, icono en el mundo del cómic y amante del tarot, rezuma entusiasmo. Y desmiente haber violado a una actriz. Dos películas le esperan

Estamos solos. Su mujer ha salido, la gata gris sólo aparece cuando, al final, me lee el tarot. Fuera, nieva. ¿Solos? Rodeados de libros. Paredes llenas de arriba a abajo. Hay cómics y ediciones en chino y ruso. Alejandro Jodorowsky ofrece un cojín y chocolatinas suizas. Un cuadro inquietante nos contempla. Al final de la conversación sabré que es de su esposa, Pascale Montandon. Jodorowsky cumple 90 años este domingo lleno de libros, teatro pánico, películas… Inventor de la psicomagia. Cinco millones de seguidores en redes sociales. De un pueblo del norte de Chile a París con escala en México. Cuatro hijos, tres esposas. Una vida que contó en La danza de la realidad. Con cuerda para rato: dos películas, cuatro cómics en marcha.

¿Cuál es el secreto para llegar a los 90 en plenitud?

No es ningún secreto. Hay cuatro elementos en un ser humano: intelectual, emocional, sexual/creativo y corporal. Hay que mantener vivos la mente, el corazón, el cuerpo y el sexo.

¿Hay sexo a los 90?

A cualquier edad se funciona en formas distintas. Tengo una mujer que tiene 43 años menos que yo.

Pensé que iba a decir que tenía que ver con la magia…

También. La magia es ser lo que uno es y no lo que los otros quieren que tú seas.

La magia, en tiempos de show y truco, parece desprestigiada.

La magia es algo interior, la realización de todos tus potenciales, dejando caer los prejuicios. Uno vive dentro de una jaula mental creada por la familia, la sociedad y la cultura. La magia es liberación.

La psicomagia cura escuchando, dicen. ¿En qué se diferencia del psicoanálisis?

El psicoanálisis cura con palabras, la psicomagia con actos. El psicoanálisis no toca al paciente, lo inmoviliza y lo aísla; en la psicomagia, hay acción, se toca al paciente. El psicoanálisis es pagado; la psicomagia es un arte gratis.

¿La psicomagia cura cualquier enfermedad?

No. Las que puede.

He repasado su Twitter. Está lleno de consejos pero no he visto ninguno para periodistas que temen que el periodismo desaparezca.

Su miedo es pequeño porque todo, absolutamente todo, va a desaparecer.

¿Necesitamos el silencio?

Claro. Hay que aceptar el silencio que está debajo de las palabras, que es lo que verdaderamente somos.

¿Escucha música cuando trabaja?

Lo único que escucho desde hace 30 años es el arpa céltica.

He visto en YouTube que busca financiación para una nueva película…

Ya me la financiaron. El cine utiliza el arte pero es un entretenimiento. Es una industria necesaria para soportar la vida pero no cambia nada.

Habla del cine comercial como si lo considerara un opio del pueblo.

No es un opio, es un entretenimiento. Como el fútbol.

Pues a mí me gustan el cine y el fútbol

A mí también. Me entretienen.

En el cine comercial también hay arte. ‘Casablanca’ es una película con fines políticos y grandes estrellas.

No sirvió de nada, salvo de entretenimiento.

¿A quién se le ocurrió el nombre de ‘pánico’ para bautizar el teatro que hacían usted y Arrabal?

A mí. Arrabal y Topor, mis socios, querían llamarlo ‘grotesco’ y yo dije ‘pánico’. No en referencia al pan de comer ni con significado de terror sino de totalidad.

¿El movimiento ‘pánico’ es un heredero del surrealismo?

Sí. Y también del futurismo. El futurismo dijo «la poesía es un acto» y de ahí partí yo, del acto poético. En la búsqueda del acto poético llegué al acto terapéutico, que es la psicomagia. El pánico trató de aportar al surrealismo lo que éste no aportaba. Al surrealismo no le gustaba la ciencia ficción, la pintura abstracta, era un movimiento romántico. No quería ir al fondo del inconsciente, se quedaba en las imágenes sin llegar nunca a lo sagrado que te aporta el inconsciente.

Arrabal estaba fascinado por el ajedrez… ¿y usted?

A Topor le fascinaba la literatura policiaca. A mí, el tarot.

¿El tarot no es un cuento?

No, no, no. A través del juego se vehiculan cosas importantes como la cábala, la magia y cosas que corresponden a la Biblia. Es como un libro para vagabundos.

Usted nació en Chile pero tiene la nacionalidad francesa.

Tengo las dos. Salí de Chile, hijo de judío vergonzante. Me hice ciudadano francés para poder hacer cine. Llegué aquí en 1953. Lo primero que me preguntaron fue qué premios tenía. Dije la lista y me la dieron.

¿Se siente parisino?

Me siento terráqueo, del universo.

¿Es su espiritualidad una forma de rebeldía?

Rebeldía, no. Es una necesidad. A los cuatro años mi padre me dijo: «Dios no existe, te mueres, te pudres y no hay más». Con esa frase me convirtió en un neurótico hasta los 40 porque me quedé sin ninguna aspirina metafísica.

¿Usted cree en Dios?

Te diré lo que dijo Ramakrisna, un gran místico indio: no creo en Dios, lo conozco. No se trata de creer en Dios; se trata de saber que uno pertenece a una parte del todo. Yo a ese todo le llamo Dios.

¿Ese dios vendría a ser como un mimo que no nos habla?

No, no es un viejo con barbas. Ni un joven que da su corazón. Dios es una potencia impensable e indescriptible que uno siente. Pero no tiene religión, es cristiano, judío, musulmán, chino… Dios es la totalidad.

Lo del mimo era porque le iba a preguntar por Marcel Marceau.

Trabajé con él cinco años. Fue el más grande pero no era muy inteligente. No tenía un mundo metafísico. Era romántico como Chaplin, su héroe.

Hace años Marceau me dijo que «la mentira es lo único que no se puede expresar sin palabras». ¿Es el mimo el arte más limpio?

El mimo es un arte incompleto porque eliminó la palabra. En la meditación trascendental es muy importante eliminar la palabra y llegar al silencio. Pero la palabra es tan esencial como el ego. Tú eres un ser que tiene su ego, el alto concepto que te da la familia, la sociedad y la cultura. El ego es esencial, es tu individualidad, tu lado infantil. Si te domina, estás perdido. Pero, si tú dominas al niño, estás completo.

Así que las estrellas del fútbol y de la música que tienen un ego descomunal son niños que no crecieron.

Sí. Lo creo sinceramente.

Hablaba de meditación. Hasta hace poco, estuvo asociada a la religión.

Hay que liberarse de la religión. Una cosa es ser místico y otra religioso. La religión es un sistema económico político de búsqueda de poder. No tiene nada que ver con el pensamiento místico que es una liberación interior.

¿Usted medita?

Yo practico la contemplación. La meditación es inmovilizarse y buscarse. Mientras yo hablo con usted estoy contemplando cómo le hablo y me estoy analizando y analizándole a usted en esta carrera que me impone porque quiere respuestas breves y yo soy de respuestas largas. Estoy jugando porque me estoy sometiendo a lo que usted me pidió.

Me hace sentirme mal.

No me molesta para nada, estoy feliz. He luchado toda mi vida para que se me infle el ego, como a los actores. No he podido. Soy un mutante.

Muchos de sus cuentos tienen la palabra ‘maestro’ en las primeras líneas. ¿Quién fue su maestro?

Ejo Takata, el único hombre honesto que he conocido. Era un japonés que encontré en México. Había ido a Estados Unidos para ver qué era el zen. Era un negocio y se desesperó. Se fue a México en autostop en un camión de naranjas. Un psicoanalista lo recogió cuando andaba por la calle vestido de monje y le puso un pequeño templo y comenzó a explotarlo. Takata denunció a los psicoanalistas cuando supo que tomaban píldoras para meditar. Los médicos eran discípulos de Erich Fromm que había hecho un tratado sobre el zen. Yo conocía a Fromm e hice psicoanálisis con él. Y me hice muy amigo de Takata y cuando los médicos lo echaron del templo, lo acogí en mi casa. Poco a poco, conocí el zen de Ejo Takata y creo que soy el único que lo transmite. Takata era un monje que vivía sin nada.

¿Cuál es la diferencia entre meditación ‘normal’ y zen?

La meditación zen es no pensar en nada. Es quedarse inmóvil y verse y sentirse. Sin miedo.

¿Qué aprendió de Fromm?

Los psicoanalistas como Fromm o Jung llegan hasta un límite. El límite final del inconsciente no lo atraviesan. Y ahí se quedan. No llegan a maestros. Un maestro es un ser que ha abandonado todos los prejuicios, todas las doctrinas. Tú llegas a lo que realmente eres.

¿Usted ha llegado a eso? ¿Se considera maestro?

Si me considerara maestro, no sería maestro.

Llegó a París en los 53 y volvió después de 15 años en México. ¿Qué echa de menos del aquel París?

Nada. Mi patria son mis zapatos. Vivo aquí porque está calmado. Se puede vivir tranquilo sin que te irrumpan a cada momento con la imagen del baboso del presidente, de los políticos, de la industria.

Emmanuel Macron está muy presente.

Me encantó. Voté por él.

¿Se siente decepcionado?

Para nada. Un político no es un ser libre. Depende del sistema económico mundial. Le han montado [los chalecos amarillos] un problema porque subió el precio de la gasolina. No van al fondo. Yo digo, qué bueno que suba la gasolina porque habrá menos automóviles. El petróleo es el demonio actual.

¿Usted votó a Macron pero le considera una marioneta del sistema?

Todos somos marionetas del sistema mundial. Todos.

¿Encuentra justa la protesta de los ‘chalecos amarillos’?

No hay justo e injusto. Pregúntese porqué hay un número mínimo de millonarios.

¿Piensa que vivimos en una plutocracia?

Ayer me inventé una palabra para Maduro, dictamócrata. Toda democracia es una forma más agradable de dictadura.

En este París en el que vive desde hace 50 años, ¿hay algún lugar mágico?

 Mis zapatos. Y luego, todo.

¿Se siente ecologista?

No soy ecologista. Soy un ser normal. Siento que envenenan el aire.

Usted hace una crítica global al sistema. Pero no me negará que cualquier tiempo pasado fue peor.

Es real lo que dice. Pero cuando aparece algo mejor, aparece un diablo peor. Antes no había bomba atómica.

¿Es el cómic un cine sin límite de presupuesto?

Para mí es mi arte industrial. Todo lo otro lo hago gratis. En el cine nunca he ganado dinero. He hecho ocho películas con pérdidas. Con los libros no te haces rico. Vivo del cómic. Cada dos meses produzco uno.

Ha colaborado con los más grandes…

Es que soy grande.

¿Moebius?

Hacía el storyboard de Duna. Nos hicimos amiguísimos. Estaba desesperado.

¿Milo Manara?

Es excelente. No habla, no tiene teléfono, no tiene internet. Está dedicado a sus dibujos.

Se siente muy a gusto en el mundo del cómic.

Sí porque tengo mucha imaginación. En la universidad empecé a estudiar Filosofía y Psicología y me asqueé. La universidad nos preparaba para ser servidores del mundo.

¿La imaginación es lo opuesto a la inteligencia?

Es otra cosa. Va más lejos. La inteligencia es la lógica. Tiene una formación mental. El sistema lucha contra la imaginación. La imaginación es la revolución… creativa.

Se ha publicado que la retrospectiva sobre usted en el Museo del Barrio de Nueva York ha sido suspendida porque usted violó a una actriz, Mara Lorenzo.

Cuando llevé El topo a Estados Unidos nadie nos conocía y [los medios] no nos sacaban. Reuní un grupo y empecé a dictar en trance una especie de poema sobre El topo. Con eso hicieron un libro y en ese libro yo dije: «¿La actriz? Esa escena es tan buena porque yo la violé». Pero cómo voy a violar a una actriz. En el rodaje hay 100 personas, cómo voy a violar a una actriz delante de todo el mundo. Es un acto criminal. Cuando The New York Timespublicó la noticia, mi mujer mandó una carta al periódico. La publicaron con mi desmentido. Lo dije como publicidad pánica, surrealista.

¿Se ha hecho vegetariano?

De vez en cuando mi cuerpo me dice «cómete un bistec». Y yo, con gran asco de mí mismo, me lo como porque me estoy cayendo de debilidad. No es que yo tuviera la idea de ser vegetariano.

¿Tampoco toma huevos?

Sí, no me dan pena.

¿Pescado?

Pescado como, claro.

¿Cómo ha logrado tener dos millones de seguidores en Twitter?

Tengo más. En Facebook tengo tres, en Twitter estoy llegando a dos y en Instagram, en una semana, tengo 50.000. Yo creo que me leen unos 10 millones.

Algunos califican con sorna sus tuits como consejos de autoayuda…

No es autoayuda. Hablo de lo que es útil para mí.

¿Qué es lo mejor de cumplir 90?

Mi mujer. La encontré a los 73 años. Estaba desesperado. Yo no tuve una madre que me amara porque tenía un problema feroz con mi padre. Ni padre que se dedicara a mí. Nos casamos y hace 15 años que estamos juntos. Creía que el amor no existía y descubrí que sí existe.

¿Qué ha sido lo peor de su vida?

La muerte de mi hijo Teo a los 24 años. De sobredosis, en una fiesta.

¿Cree que hay vida más allá de la muerte?

Vida sí. Pero vida humana no lo sé. Vida, siempre; la vida es eterna.

¿Cree en la reencarnación?

No lo sé. Creo lo que conozco.

¿Ha sido un buen padre para sus hijos?

Para algunos sí.

Escritor, autor de cómic, de películas, psicomago, artista total, cómo le gustaría que se le recordara.

Los muertos no sufren. No les importa nada. Qué me voy a preocupar yo de lo que prefieran de mí cuando haya desaparecido.

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