La niña artista de Gaza

14713714622087Malak Mattar es sólo una adolescente y ya plasma en lienzos el impacto que produce en ella la difícil situación en la que vive. Facebook se ha convertido en su sala de exposición.

Una noche de verano, en 2014, justo cuando más temible se volvían los bombardeos israelíes sobre la franja de Gaza, Malak se levantó de la cama. Había estado varios días en un estado casi depresivo, sin poder levantarse ni comer. En esos momentos, ni siquiera reaccionaba a los silbidos de los misiles, a la explosión de los cohetes ni al zumbido de los drones. Tomó una caja de acuarelas que le habían regalado en el colegio y comenzó a pintar. Tenía 14 años.»Sin sufrir no vas a ganar nada. Creo que estas guerras pasan por una razón. Yo perdí amigas, muchas cosas y me ha afectado, pero con la guerra aprendí a identificarme a mí misma», cuenta Malak Mattar desde la casa familiar en la ciudad de Gaza.Malak pasa la mayor parte del tiempo sola, en una de las plantas de la casa perteneciente a la familia, refugiada palestina de al-Jora, una localidad arrasada en 1948, hoy la actual Ashkelon israelí, donde sus habitantes se ganaban la vida con la pesca. Su padre no trabaja y su madre es profesora de inglés en una escuela de la Agencia de las Naciones Unidas para ayuda al Refugiado de Palestina (UNRWA). «Sonríe – le dice su madre-. La vida hay que verla de forma positiva si quieres ser tú también positiva».Malak le responde con una sonrisa. Es buena y callada. Ha sufrido y aún sufre viviendo según las tradiciones conservadoras en plena adolescencia. «Pienso demasiado sobre lo que ocurre a mi alrededor, en Gaza. A veces creo que me he vuelto loca», confiesa la joven artista.Delante de Malak hay tres de sus cuadros colgados en la pared. Son sus favoritos. Dos de ellos representan una mujer con rostro azul y ojos grandes que emerge de un planeta. Sus cabellos se expanden, como rizos, en la oscuridad del espacio. «Es mi pintura favorita. Es una mujer que no tiene límites», explica. El tercer cuadro lo terminó recientemente: una joven, también de rostro azulado, abrazando la Luna. Es su autorretrato. «Pinto de noche, a oscuras, porque no siempre hay electricidad. Así que enciendo mis 32 velas para trabajar», dice Malak. La vida en la Franja de Gaza se ha deteriorado en todos los sentidos, económico, social e incluso psicológico, desde que finalizó la última operación militar israelí Margen Protector el 26 de agosto de 2014. «Sin lugar a dudas, Gaza es parte de mi inspiración. Si viviera en una situación pacífica quizás no pintaría. Pero aquí siento un peso encima. Yo paso mucho tiempo pensando. Aprecio tener razón para poder pensar», reflexiona Malak.

El aumento de casos de suicidio se agudiza en torno a la población joven entre 20 y 35 años. Mujeres y hombres. Malak se aqueja de estar rodeada de gente pesimista que, además, no aprecia su esfuerzo y su arte. Se siente incomprendida.»Muchos me dicen: ‘¡Ah! ¿Sabes pintar? Hazme un retrato’. Cuando ves que la gente no aprecia tu trabajo empiezas a pensar que la muerte es mejor -reconoce la joven-. Los religiosos musulmanes insisten en que está prohibido suicidarse, pero yo no culpo a las personas que piensan en hacerlo. Nadie escoge suicidarse sin ninguna razón».El trabajo de Malak refleja la oscuridad más existencialista en el enclave costero, bajo un asfixiante bloqueo impuesto por Israel desde que Hamas tomó el poder en 2007.»Esto es como una cárcel. Sufro el conservadurismo social y…», Malak agita la cabeza, no quiere hablar de temas políticos. Es una artista y, como ella misma dice «el arte necesita libertad, las restricciones matan el arte». Dos de sus pinturas reflejan bien este encierro obligado. Una es una figura sin cabello que viste un traje que nos recuerda al de un reo. La otra está llena de personajes y detalles simbólicos.»Es la injusticia. El que porta la corona, el rey, está controlándonos a todos. El de arriba les prohíbe salir y ser libres. Las granadas son los artículos de lujo. Sólo el rey puede tocarlas. El pollo son las necesidades básicas, el alimento, el agua, la electricidad, el trabajo», describe la joven.Malak también ha retratado a Frida Kahlo y admite que es una fuente de inspiración, pero su favorito es Picasso. «Picasso es una leyenda para mí. Pienso mucho en él cuando dibujo. A veces yo también me despierto por la noche para dibujar bocetos que se me pasan por la cabeza», afirma la artista.Los bocetos y pinturas no sólo hablan de Gaza sino también de Irak o Siria. A Aylan, el niño kurdo, lo plasmó rodeado de escenas habituales que quizás hubiera vivido de no estar muerto.»En este cuadro hay un payaso triste porque los niños iraquíes o sirios a los que debería divertir están muertos. No dibujo lo que veo sino mi visión, mis pensamientos», aclara Malak.Es exactamente su talento por mostrar lo que ocurre en la región lo que ha atraído a cientos de personas a su página en Facebook. La red social se ha convertido en la mejor sala de exposiciones para sus cuadros que está vendiendo, principalmente, en Estados Unidos.»Envío mis obras a través de compañías de correo privadas que hay en Gaza, aunque resulta caro», explica Malak. La artista se está preparando para viajar a EEUU. Confía en conseguir el permiso israelí y así poder exponer sus cuadros, dar charlas e interactuar con otros artistas.»El viaje durará sólo dos semanas, pero en un futuro no me importaría estudiar Arte en una universidad estadounidense», reconoce Malak con la mayor sonrisa que haya dibujado hasta el momento.

FUENTE: Diario El Mundo

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