Mordillo: cumple 80 años y sigue dibujando

A sus 80 años, Guillermo Mordillo, cuyos dibujos son mundialmente reconocidos, dice que «el arte es toda mi vida». “Crazy Island” será el proyecto que lo llevará a la pantalla grande.

La obra del dibujante argentino Guillermo Mordillo, que hoy cumple 80 años, llegará a la pantalla grande con el filme animado “Crazy Island” (“La isla loca”), según contó el artista en Múnich. “Es una historia que ocurre en una isla, pero más no puedo decir”, dijo Mordillo y adelantó que “en este momento estoy desarrollando los personajes”.

Por primera vez en la historia sus creaciones, mundialmente famosas, tendrán voz: “Me entusiasma mucho ver cómo será el resultado cuando hablen”, comentó Mordillo acerca de un trabajo de animación inédito, ya que hasta ahora sólo se habían hecho dibujos animados a partir de sus creaciones.

“Lo que existe son cortos de 10 ó 15 minutos, y ahora trabajamos en una película de 70 minutos”, abundó el dibujante que ya lleva dos años trabajando para esta película.

“Vamos desarrollando la historia en conjunto; tiene que ser buena. En septiembre terminamos, y ahí empieza el trabajo de animación”, detalló sobre un proceso que demandará otros dos años de espera.

Una vida

Mientras tanto, el artista celebra sus ocho décadas de vida, seis de las cuales lleva dedicadas a la ilustración.

Mordillo tiene un don especial para captar el lado sensible de las personas. Las figuras de grandes narices que crea este humorista gráfico argentino suelen ser alegres, pero también van por la vida desconcertados y, de a ratos, tristes.

Con amor y precisión, el artista deja al descubierto en sus historietas cómo la gente suele enfrentar lo absurdo, la felicidad y las decepciones en su vida diaria. Pero también cómo puede hallar una salida de las situaciones más grotescas, a veces naif, a veces exagerada, pero siempre en tono de humor. Un bastión construido por Mordillo para hacer frente al dolor y las dificultades de la vida.

“Me dedico al humor para no llorar”, aseguró Guillermo en un tono tranquilo y simpático, como sus amados personajes.

«Hacer reír es difícil. Muchas veces no lo consigo. Pero muchos de mis dibujos despiertan más bien reflexiones sobre la vida, sobre las circunstancias humanas, y mucho más”.

De pequeño

Ya de pequeño supo que quería ser dibujante, para gran sorpresa de sus padres, que lo consintieron y lo apoyaron en su proyecto. Aún hoy les agradece el gesto.

Nació el 4 de agosto de 1932 en Buenos Aires. Su carrera empezó tomando como modelos a grandes dibujantes argentinos como Eduardo Ferro, Dante Quinterno (“Patoruzú”), Divito (“Rico Tipo”) y Lino Palacio (“Don Fulguencio”), entre otros.

También en esa época comenzó a incursionar en la ilustración, las historietas y la publicidad. En 1955 viajó a Lima para trabajar por tres meses, pero se quedó cinco años.

Hacia 1960 Mordillo quiso experimentar con los dibujos animados al estilo Walt Disney y viajó a Nueva York, donde trabajó como asistente de animación de la Paramount Pictures, pero luego de trabajar en la película de “Popeye” emprendió la aventura europea.

Su primera escala fue Madrid, en 1963, y después se trasladó a París. Allí conoció a la que sería su esposa, Amparo, con la que tuvo dos hijos y comenzó a trabajar dibujando tarjetas de salutaciones, tarea que abandonó tiempo más tarde.

“Cuando empecé a dibujar vivía en París. Mis personajes no hablaban porque no sabía francés. Dibujaba escenas mudas. Fue una buena idea, porque así las puede entender cualquiera. Cuentan historias sin hablar. No es fácil”, admitió. Esto permite sin embargo que “cada cual pueda interpretar” sus dibujos.

De exportación

Comenzó a publicar en diversas revistas como “Paris Match”, “Lui” y “Marie-Claire”.

Tras la experiencia francesa, Mordillo recaló nuevamente en España, en Palma de Mallorca, y ahí comenzó a exportar su trabajo a países como Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, España, Portugal y el resto de Europa; a Japón y diversos lugares de Asia; Australia, Estados Unidos, Canadá, México, Brasil y toda Latinoamérica.

“No soy un intelectual, no estudié en una prestigiosa universidad. Mi arte surge de mi instinto”, aseveró el argentino.

“Y ese instinto de la gente es en todos los sitios del mundo el mismo. Chinos, japoneses, argentinos, alemanes, son todos parecidos. Es un privilegio poder comunicarme con personas cuya lengua no hablo y que son tan distintas de mí. Pero me entienden, y eso es excepcional”, estimó.

El reconocimiento en Argentina llegó a partir de 1997, cuando comenzó a publicar sus trabajos en la revista dominical del diario La Nación.

Casado desde hace 43 años, Mordillo dice que es “rarísimo” estar tanto tiempo con la misma mujer. “En mi caso (el arte) es más fuerte que el amor. El amor dura 20, 30 ó 40 años, pero el arte es toda mi vida”, dijo el humorista gráfico que aún sigue trabajando diez horas por día, y que actualmente expone en la galería Jörg Heitsch de Múnich una muestra con 120 obras hasta el 25 de agosto.

El arte de escuchar:

«Para mí, la entrevista es una de las raras ocasiones en la cual dos personas se escuchan», declara Mordillo.»Normalmente, vos hablás con la gente de pitos y flautas, pero en una entrevista hay un ida y vuelta de preguntas y respuestas». La gente no se escucha, se aburre en familia y yo digo, ¿por qué no se hacen entrevistas?», propuso. «Escuchen a los abuelos, pregúntenles cómo se conocieron, a ellos les gusta contarlo. A la gente le gusta que te intereses en ellos», dijo; y en ese sentido se calificó como «más periodista que dibujante».

 

FUENTE: Diario La Mañana de Neuquén

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