Taller de ajedrez en la Casa de las Leyes

«Cuarenta jugadas buenas no te garantizan la victoria, pero una mala suele bastar para tu derrota”, dice un proverbio ruso sobre el ajedrez. Este deporte que además puede ser un juego, una ciencia y un arte, también tiene sus cultores en Neuquén y entre los más entusiastas y perseverantes está el escritor Nuncio Agostino. Hace 15 años se dedica a formar talleres y actualmente dirige uno los martes y jueves de 17.30 a 19.30 hs. en la Casa de Las Leyes. Corrientes 560, ciudad de Neuquén .

El ajedrez en «una batalla de ideas. La partida termina con el tablero pero la amistad dura una vida» expresó Agostino. La Casa de las Leyes es el primer espacio adecuado que tienen los ajedrecistas neuquinos para practicar, competir,  jugar y aprender ajedrez. Cuentan con un lugar amplio, cafetería donde se puede socializar y pasar un momento agradable entre amigos. «Quiero agradecer a la directora Anahí Riquelme -agregó Agostino- que impulsó estos talleres y ha puesto estas instalaciones a nuestra disposición. Este es un taller de integración; un lugar para el encuentro y la sana competencia».

Nuncio Agostino también organiza talleres en la EPET Nº 3 y el «Club de la Amistad, Miguel A. Camino 987.

(Para mayor información contactarse por facebook)

Anexo

El ajedrez no es un juego de azar, sino un juego racional, ya que cada jugador decidirá el movimiento de sus piezas en cada turno. El desarrollo de cada partida es tan compleja que ni siquiera los mejores jugadores (o las más potentes computadoras existentes) pueden llegar a considerar todas las posibles combinaciones. La táctica en el ajedrez es algo esencial si se quiere ganar, la estrategia viene de un análisis profundo del juego a largo plazo.

¿Para que nos sirve el ajedrez?

Pocos saben sus beneficios. El ajedrez puede ser una herramienta eficaz para ayudar en la formación de un niño, de hecho cualquier actividad que obligue a ejercitar su mente siempre resultará positiva.

El ajedrez nos ayuda a:

• Mejorar la capacidad de concentración.

• Ayuda a prevenir Alzheimer.

• Ejercita ambos hemisferios cerebrales.

• Incrementa la capacidad lectora.

• Ayuda en la toma de decisiones.

• Enseña a planificar y hacer previsiones.

• Desarrolla el pensamiento lógico (lo que nos ayuda a resolver problemas matemáticos)

• Aumenta la autoestima.

• Gestión del tiempo más efectiva.

Gracias al ajedrez la mente se mantiene ágil y lo hará durante toda la vida.

El niño prodigio del ajedrez, Samuel Reshevsky, de ocho años, derrota a varios maestros del ajedrez, en unas partidas simultáneas en Francia.

Una cuestión de tiempo

Algunos escritos aseguran que el maratónico match de 1834, entre el francés Louis Charles Mahé de La Bourdonnais y el irlandés Alexander Mc Donnell, demandó más de cuatro meses de juego, para completar las 85 partidas previstas -con 45 triunfos del francés, 27 derrotas y 13 empates-, dado el tiempo de reflexión utilizado por los ajedrecistas. Al irlandés Mc Donnell se le contabilizaron demoras de hasta 90 minutos para efectuar una sola jugada.

En 1843, la 21ª partida del enfrentamiento, entre el inglés Howard Staunton y el francés Pierre Charles Fournier de Saint Amant, en el Café de la Regence (en París) se extendió casi 15 horas para completar las 66 jugadas. A su término, la prensa especializada describió al juego como un duelo de  resistencia física más que un match de ingenio.

Mucho más escandalosa resultó la actitud del inglés Staunton en el 1er Torneo Internacional de Londres 1851, que harto de las continuas y profundas reflexiones de su rival, su compatriota Eljah Williams, decidió abandonar la partida, no sin antes espetarle en el rostro: “no admito la lentitud de la mediocridad”. El silencioso juego pedía un cambio a gritos.

El alemán Tassilo von der Lasa, propuso la medición del tiempo en el ajedrez; que los jugadores dispusieran de un tiempo limitado y controlado por relojes. Si bien el reloj de arena fue creado en el siglo III d.C, su ingreso al mundo del ajedrez se produjo en el match Anderssen- von Kolisch, en 1861; y un año después, hizo su debut en un torneo (Londres 1862) donde cada jugador dispuso de dos horas para efectuar 24 jugadas.