La literatura ha sido un espejo del horror y los ataques del fanatismo islámico. Reconocidos autores han creado historias al respecto, desde John Updike a Michel Houellebecq.
“Francia bajo el Estado Islámico” fue el titular más repetido de este año para hacer referencia a Sumisión, la última novela del escritor Michel Houellebecq, que fue el centro de la polémica incluso previo a su llegada a librerías en enero pasado.
La ficción de Sumisión se hacía realidad ante ese titular, porque el centro de la trama es el triunfo de un presidente musulmán en las elecciones de 2022. El carismático líder Mohammed Ben Abbes, quien representa a la Fraternidad Musulmana, derrota a la candidata del Frente Nacional, con el apoyo de los socialistas y la derecha. Entre otras consecuencias, la prestigiosa Universidad Sorbona es controlada por dirigentes y académicos islámicos.
En la semana de la salida de Sumisión, Houellebecq aparecía entrevistado en la revista satírica Charlie Hebdo. El mismo día en que salía la novela, el 7 de enero, a la sede parisina del semanario llegaron dos encapuchados que asesinaron a 12 personas. El atentado terrorista se lo adjudicó la rama yemení de Al Qaeda, “como venganza por el honor” del profeta Mahoma.
Nuevamente el titular “Francia bajo el Estado Islámico” se repitió este fin de semana en la prensa mundial tras los atentados terroristas en varias zonas de París, ocurridos el pasado viernes. En total, 132 personas fueron asesinadas por los ataques reivindicados por el Estado Islámico. La literatura también ha recogido fragmentos de aquella realidad política y religiosa. Escritores reconocidos han hecho ficción del horror y fanatismo.
Herencia feroz
Antes de cumplir la mayoría de edad ya había sido instruido para odiar a Occidente.Ahmad Ashmawy Mulloy, quien vive en Nueva York, es el protagonista de Terrorista, la novela que el prestigioso escritor estadounidense John Updike publicó en 2006. Ahmad, el adolescente árabe americano, será encargado de manejar un camión cargado de explosivos rumbo a un objetivo definido de Estados Unidos. Mientras en su cabeza se repite: “Estos demonios quieren llevarse a mi Dios”. La crítica a la vida occidental es clara en la voz de Ahmad: “Infieles, creen que la seguridad está en la acumulación de objetos mundanos, en las distracciones corruptoras del televisor. Son esclavos de las imágenes, representaciones falsas de felicidad y opulencia”.
Mientras, el autor británico Frederick Forsyth, que ha vendido 70 millones de libros en 40 años de carrera, también ha ingresado al mundo del terrorismo islámico en sus novelas de espionaje. Hace dos años publicó La lista. Todos los martes el presidente de Estados Unidos, junto a seis exclusivos asesores, revisan el listado de terroristas que están en la mira de la Casa Blanca. Sobre el más sospechoso aún no tienen muchos antecedentes. Se hace llamar el Predicador y a través de Internet, como si estuviese en una plaza pública, incita a matar en nombre del Islam.
John Le Carré, también británico, ha penetrado en el mundo del fanatismo religioso y el miedo de Estados en alerta. En su libro El hombre más buscado (2008), la ciudad alemana de Hamburgo se ha vuelto un lugar de completa sospecha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas. En Hamburgo se encuentra Mohammed Atta, uno de los autores tras el ataque del 11-S. Mientras tanto, la inteligencia alemana organiza su proceder desde unas antiguas caballerizas de las SS. El protagonista de la novela es Issa, hija de una chechena y un oficial ruso a quien aborrece. Issa espera la herencia de su padre para destinarla a un grupo de ONG islámicas. Pero los servicios secretos alemanes sospechan de sus buenas intenciones.
Por Javier García (Diario La Tercera)
