Escándalo en Sudáfrica por una pintura que muestra los genitales del presidente

«La lanza», así se llama la obra en la que el presidente Zuma aparece con los genitales al aire.

El mandatario Jacon Zuma inició un juicio contra la galería que expone la obra de un artista blanco. Los negros sudafricanos respondieron con fuerte enojo. Revive el fantasma del Apartheid.

Con las piernas abiertas y la mirada orgullosa, el presidente sudafricano Jacob Zuma protagoniza un cuadro de tamaño real. La obra «The Spear» (la lanza), del artista Brett Murray, muestra al político con la cremallera del pantalón bajada y los genitales al aire. Expuesta en una galería de Johannesburgo, la obra de arte causó tal revuelo que el propio jefe de Estado quiere prohibirla.

Su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC), interpuso una demanda contra la Goodman Gallery de Johannesburgo, donde desde el 10 de mayo se expone al presidente con su pene al descubierto en el marco de una muestra especial.

El debate sobre el lienzo, supuestamente difamatorio, domina desde hace semanas los medios y la opinión pública en Sudáfrica. Y hoy llegó a la corte superior de South Gauteng, donde la Justicia deberá aclarar cuán lejos puede llegar el arte y hasta dónde alcanzan los límites de la libertad de expresión.

Los abogados del ANC argumentaron que el cuadro viola la dignidad humana y la esfera privada de Zuma. Sin embargo, los defensores de la galería sostienen que cada artista tiene derecho a mostrar su opinión y que nadie pretende herir al presidente sudafricano.

Centenares de simpatizantes del presidente se congregaron frente al tribunal. Todos saben que Zuma, miembro de la cultura zulú, es polígamo, tiene cuatro esposas y 20 hijos y defiende abiertamente su estilo de vida. «Las mujeres que tenga es algo personal, hay que respetarlo», dijo la manifestante Sibongiseni Chauke.

«Este tipo de arte se dirige contra todo nuestro pueblo. Presentar desnudo a un hombre de Estado no forma parte de nuestra cultura», subrayó Sphiso Ngoeene. En las pancartas de los manifestantes se leían frases como «No al mal uso de la libertad artística» o «Artista o idiota, ¡­pronúnciese, juez!».

Sin embargo, las opiniones en el país están divididas. Algo que guarda mucha relación con que los conflictos raciales aún no se hayan superado, pese a que hace ya 20 años se puso fin al Apartheid.

Murray, oriundo de Ciudad del Cabo, es blanco, y Zuma, negro. Así, la jueza Fayeeza Kathree-Setiloane habló de un caso «de gran importancia nacional». «Millones de personas se sienten heridas, y no se trata de negros que sufran necesidad», dijo el portavoz del ANC, Jackson Mthembu, poco antes de que se abriera el proceso.

Pero el debate es aún más profundo. En última instancia, el juicio supone una prueba de cómo funciona la joven democracia y los derechos humanos en el país, y por ello, las emociones saltaron a flor de piel en la sala de juicio. Uno de los abogados del ANC incluso se largó a llorar cuando el juez le preguntó por la democracia y la libertad de expresión. Tuvieron que levantar la sesión.

Uno de los puntos más acalorados del debate tuvo lugar hace unos días, cuando simpatizantes de Zuma atacaron la obra. Dos hombres irrumpieron en la galería y le tiraron pintura roja y negra sobre ella. Uno de los atacantes era negro y el otro blanco.

Barend la Grange explicó que sentía que un blanco debía dañar el cuadro, porque éste había sido creado por un blanco y expuesto en la galería de un blanco. La Grange, de 58 años, y su cómplice, de 25, deben responder ahora ante la Justicia por daños a la propiedad privada.

Aunque muchos coinciden en que el cuadro es vulgar y le falta buen gusto, también se critica el proceso judicial. Numerosos sudafricanos argumentan en comentarios en Internet que el país tiene problemas mucho más importantes en los que Zuma debería concentrarse que una pintura en la que se ven sus genitales.

Además, no es la primera vez que el presidente presenta una demanda por presunta difamación. Tiene abierto, entre otros, un proceso contra el caricaturista político Zapiro, que en 2008 publicó una viñeta en la que Zuma aparece literalmente violando a la Justicia. En ella hace referencia a un juicio de 2006 en el que el político fue declarado inocente de los cargos de violación en su contra.

«El revuelo mediático por este estúpido cuadro pronto será irrisorio», escribió un usuario de Internet. Otro criticó que Zuma haya movilizado todo el Estado para su caso, y así malgaste los fondos de los contribuyentes.

El propio La Grange se preguntó por qué tiene que meterse en el medio a un alto tribunal. «A mí me ha costado 15 segundos quitar de en medio el cuadro».

 

Fuente: diario Clarín

 

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