Fotógrafos regionales muestran en la Saraco

La Muestra de los Reporteros Gráficos de Neuquén y Río Negro 2012 tendrá su inauguración el viernes en la sala Emilio Saraco. Más de 40 fotógrafos exhiben diferentes trabajos que quedarán plasmados en el primer libro de los reporteros zonales.

El 14 de junio pasado, cuando una sociedad pensaba que el ex cabo de la Policía neuquina José Darío Poblete cumplía su condena perpetua en la cárcel por el asesinato del maestro neuquino Carlos Fuentealba, el disparo de la cámara fotográfica de Bruno Tornini hechó todo por tierra y provocó la indignación y la inmediata noticia tras captar a Poblete libre, sin esposas, ni custodia, caminando por una de las calles de la ciudad de Zapala. Esa postal, que fue plasmada en la mayoría de todos los diarios y otros medios del país, es una de las 42 obras -muchas de ellas hablan por sí solas- que forman parte de la Muestra de los Reporteros Gráficos de Neuquén y Río Negro 2012, homenaje al compañero Gabriel Oyarzo, que el viernes será inaugurada en la sala de Arte Emilio Saraco (Av. Olascoaga y vía del ferrocarril). La exposición, que fue declarada de Interés Legislativo por la Honorable Cámara de Diputados de la Provincia, tendrá su apertura a las 20.30 con entrada libre y gratuita.

En lo que significará la séptima edición, en esta oportunidad se le rendirá tributo a Gabriel Oyarzo, compañero que dijo adiós en agosto de 2011. En honor suyo la muestra tendrá un espacio especial donde se podrán apreciar tres producciones del reportero que se desempeñó en el diario Río Negro.

Otro dato para destacar y que muestra el interés por participar en la muestra, es que por primera vez dirán presente fotógrafos de Chubut como es el caso de Carlos Mir, que registró el incendio en Puerto Patriada en El Hoyo.

Ante la repercusión que cada año toma y el trabajo que se pone para mejorar en el montaje y otros temas, este año los reporteros zonales editaron por primera vez un libro con todos los trabajos que componen la muestra, algo que significa más que un orgullo para esta “familia del lente”. El público que quiera tener su ejemplar podrá adquirirlo el día de inauguración a un valor de 60 pesos.

El trabajo de Federico Floriano, quien se desempeña en La Mañana Cipolletti, fue el escogido para ilustrar la tapa del libro. La elección del cuadro se hizo por la votación de los compañeros.

Floriano, que a partir de 1995 tomó su interés por el arte fotográfico, retrató un grupo de niños arriba de un automóvil. Pero lo curioso de la imagen es uno de ellos se encontraba con una cámara digital como esperando el momento para disparar. El reportero que desde 2007 trabaja en el citado diario explicó que en realidad “el Renault 6 era una improvisada carroza que fue parte del desfile del Carnaval 2011 que se desarrolló en Cipolletti”. Y agregó: “En realidad arriba del techo del auto iba una chica saludando al público. Pero me despertó la atención la cantidad de chicos que iba arriba del auto y que uno de ellos le iba tomando fotografías al público que miraba el desfile”.

La foto que nunca fue editada en la publicación, según contó Floriano “tiene un lindo contraste”, porque parece una postal antigua que posee la actualidad con la cámara fotográfica digital que lleva el menor.

Floriano, al ser el fotógrafo elegido por su obra para diseñar la tapa del primer libro de los Reporteros de Neuquén y Río Negro, sólo tuvo palabras de agradecimiento a su colegas por la elección, ya que considera que hay muy buena calidad de fotógrafos en la zona. “Hay muchos que son muy buenos y tienen su estilo marcado. Siempre observó los dos diarios, presto atención al material y uno se puede dar cuenta a quién puede pertenecer la fotografía por sus características”, comentó Floriano, y agregó que “personalmente a veces tomo cosas de otros compañeros pero siempre uno le pone lo suyo según la situación en la que se encuentre”.

La pura verdad

18hs. Zapala. Una dispersa caminata con su hijo León por la ciudad y en segundos el reconocimiento de una cara despreciable, especialmente para el ámbito educativo, hace que inmediatamente Bruno Tornini retorne a su oficio de fotógrafo para retratar a lo que sería minutos más tarde una de las noticias más relevantes del año, al menos en el Alto Valle. José Darío Poblete, el ahora ex policía y asesino del maestro Carlos Fuentealba, era captado por la retina del fotógrafo nacido en General Roca que no dudó ni un instante en gatillar. “Iba caminado con mi hijo León y lo vi entrar a la farmacia (por Poblete). Corroboré que fuera él y fui rápidamente a buscar la cámara. Mi mujer se quedó con el nene e hizo guardia, y luego desde el auto tomé las fotografías mientras salía de la farmacia”, recordó Tornini ante la situación que hizo destapar una verdad que se expandió a lo largo del país. Precisamente, la repercusión de la imagen hizo que los medios se comunicaran con el reportero, quien dijo sentirse “orgulloso por el laburo” en una ciudad chica donde no pasan cosas de ese calibre. “Me llamaron muchos medios locales y nacionales y fue un orgullo personal por el trabajo hecho. Fue ver con la cámara la verdad absoluta”, detalló

Por orto lado, después de entender y darse cuenta de la magnitud que iba a tener semejante imagen, Tornini aseguró que “hubo un poco de miedo por su familia” tratándose del personaje en cuestión, aunque recibió todo el apoyo de sus compañeros amigos ante cualquier desplante que podría haber pasado. Finalmente, no hubo que lamentar ningún acto y la cara y calva cabeza de Poblete fue el tema del día, y dejó en claro que a veces -como se acostumbra a decir- una imagen vale más que mil palabras.

“Necesitaba un cristo”

En junio del pasado año Villa La Angostura y zonas aledañas vivieron el desastre natural quizás más grande que se conozca por esta parte del sur. La erupción del volcán chileno Cordón Caulle-Puyehue tapó por completo la ciudad lacustre. Ante eso el registro de una población consternada y desolada fue tomado por cientos de cámaras. En esta muestra seis son las fotografías que traducen ese acontecimiento, que a su vez produjo que toda una comunidad se uniera “sin medir la escala social a la que pertenecía, según las palabras de Julio Giménez que se desempeña en Centenario.

“Uno veía las diferentes postales y se daba cuenta que necesitaba un cristo para entender que estaba pasando”, relató Giménez.

Precisamente, en una de las caminatas donde “todo era foto” ante la diversidad de imágenes tristes que ofrecía la villa, el fotógrafo radicado en Centenario se encontró con ese Cristo, que en realidad fue un pedazo de madera tirado a orillas de un lago, que más que lago, se asemejaba a un extenso desierto de cenizas.

“No se escuchan ni los pájaros y las flores y los árboles estaban todos aplastados por cenizas. Era triste ver todo eso. Pero uno se tuvo que abstraer de todo eso para trabajar y hacer el click, porque era fuerte lo que pasaba”, comentó Giménez a la hora de hacer su trabajo.

Por otro lado, resaltó la fortaleza espiritual que se sintió y la unidad que hizo que “pobres y ricos, gordos y flacos” se unieran, de acuerdo a lo vivido por el reportero. Finalizando, también subrayó que el trabajo realizado por todos los fotógrafos son documentos únicos que eran necesario tener y que servirán para generaciones futuras vean qué pasó y qué es lo que puede llegar a suceder ante un fenómeno natural.

 

FUENTE: diario La Mañana de Neuquén

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