Libro sobre el poblamiento de Neuquén

PerrenEl historiador de la Universidad Nacional del Comahue Joaquín Perren publicó un libro en el que analiza el desarrollo migratorio ocurrido en la provincia entre los años 60 y 90.

Por PABLO MONTANARO

La reconstrucción del proceso de poblamiento de Neuquén, una de las ciudades argentinas de mayor crecimiento durante la segunda mitad del siglo XX, y el estudio de las familias como unidad económica e interaccional fueron los ejes que motivaron al historiador Joaquín Perren a escribir “Las migraciones internas en la Argentina contemporánea. Una mirada desde la Patagonia (Neuquén, 1960-1991), publicado por Prometeo y presentado el viernes en la Facultad de Economía y Administración de la Universidad Nacional del Comahue.

Nacido en Neuquén en 1979 y doctorado en Historia en la UNCo, Perren destacó que de las ocho ciudades intermedias que presentaron un crecimiento más pronunciado entre los años 1950 y 1990, cuatro estaban asentadas en la Patagonia. “Cada una de ellas multiplicó, por lo menos, diez veces su población, en un proceso que cambió radicalmente la fisonomía de los territorios del ‘lejano sur’”, aseguró.

Según Perren, que en la actualidad ejerce la docencia en las facultades de Economía y de Humanidades de la UNCo, su investigación salda y cubre un vacío historiográfico, ya que son numerosos los libros “que abordaron la inmigración europea” pero muy poco, casi nada, “se ha escrito sobre la población argentina ‘en tránsito’”.

En cuanto al período elegido por Perren, explicó que la elección de 1960 como punto de partida “contribuye a despejar la importancia que los años 90 tienen como límite de la investigación. Hacia comienzos de esta década se rompieron las reglas básicas que habían posibilitado la reproducción exitosa de este modelo de crecimiento”.

En síntesis, el análisis que propone Perren sobre el explosivo crecimiento de la población, la llegada de gran cantidad de migrantes de localidades de la provincia y de otras provincias, una acelerada urbanización e importantes desequilibrios espaciales, “nos permite acceder a un aspecto más difícil de atrapar desde una óptica cuantitativa: un tejido social que, de la mano del reforzamiento de los sectores medios y populares urbanos, se volvió más complejo”.

El período abarcado por su estudio (1960-1991) presenta diversos factores y consecuencias económicas y sociológicas que fueron marcando el desarrollo de la ciudad y que, al menos, se mantuvieron en la actualidad.

Durante la etapa territoriana desde fines del siglo XIX, Neuquén se había integrado tenuemente a la economía nacional, siendo una economía relativamente pequeña con alguna actividad agrícola y ganadera en la cordillera y una escasa actividad estatal que tenía centro en Neuquén. En ese período el aporte migratorio más importante va a ser el llegado desde Chile. Hasta bien avanzado el siglo XX un porcentaje importante de la población era de origen trasandino. Esa, junto a la presencia de migrantes llegados de Europa, es la marca indeleble del primer período. Hacia mediados del siglo XX, cuando comienza el desarrollismo en Neuquén de la mano de empresas públicas que invierten cada vez más a partir de la idea de generar una industrialización hacia adentro con el abandono del modelo exportador, Neuquén comienza a ganar espacio en el escenario nacional. Entonces la población chilena, como principal grupo migratorio, va disminuyendo y comienzan a llegar personas de distintos puntos del país.

¿Esto es lo que da una conjunción y convivencia de migraciones?

A partir de la década del 40 los valles cordilleranos pierden su conexión con Chile por los controles fronterizos y comienzan a expulsar poblaciones. Entonces en las décadas del 50, 60 y 70 la migración intraprovincial convive con una migración interprovincial. En los 80, la actividad económica en el interior va ganando intensidad, se reducen los flujos migratorios del interior de la provincia pero siguen arribando muchos migrantes interprovinciales. Después en los ’90, de la mano del neoliberalismo y de las privatizaciones se reduce la llegada de migrantes interprovinciales. Lo que resulta llamativo es que, hacia fines de aquella década, comienza a llegar una migración desde Bolivia que era hasta ese momento desconocido.

En el libro afirma que la estructura urbana de Neuquén condicionó ciertos comportamientos que facilitaron o retrasaron la inserción en el mercado laboral y por otro lado la posibilidad de ascender socialmente.

Cada uno de los capítulos del libro trata de analizar una de las facetas que hacen a la inserción socioespacial de los migrantes. Hay un capítulo dedicado a la cuestión ocupacional, a qué se dedican los migrantes cuando llegan a la ciudad. Ahí pude observar patrones diferenciados. En el caso de los migrantes que llegan desde otras provincias, que ya poseen una experiencia urbana, se insertan en la parte alta de la estructura ocupacional, son profesionales, con empleos de medianos y altos ingresos. En el caso de la población que llega del interior de la provincia con un origen rural y una menor calificación se insertan en la parte baja de la estructura ocupacional, tienen una mayor presencia relativa en el empleo manual de escasa calificación, son albañiles, yeseros, jornaleros, empleos que funcionan alrededor del sector de la construcción.

¿La inserción ocupacional condiciona de alguna forma el lugar que cada migrante ocupa en el tejido urbano?

Sin duda que sí. Esos migrantes que se podían insertar en la parte alta de la estructura ocupacional terminan residiendo en el centro de la ciudad, y a medida que nos alejamos del centro vemos sobrerepresentada la población de menores ingresos que se habían insertado en la parte baja de la pirámide social. Allí vemos una fuerte presencia de los chilenos y de quienes llegaban del interior provincial de los valles cordilleranos.

Esto retruca de algún modo el modelo norteamericano que elaboró la Escuela de Chicago. A diferencia de ésta, Neuquén plantea una serie de franjas que pierden brillo a medida que nos alejamos del centro de la ciudad; espacio que, lejos de ser una “inner city”, albergaba a los sectores más encumbrados de la sociedad neuquina.

Además, en lugar de guettos, áreas culturalmente homogéneas y habitadas mayoritariamente por migrantes, encontramos asentamientos, en esencia heterogéneos, donde algunos grupos migratorios tuvieron una mayor presencia relativa, pero que no fueron de forma alguna exclusivos: si los “nativos” y los llegados de otras provincias tenían una fuerte presencia en el centro de la ciudad, los migrantes intraprovinciales y, sobre todo, los chilenos ganaban terreno a medida que nos internamos en la periferia.

En Neuquén, la población de mayores recursos con acceso a los servicios urbanos estaba ubicada en el centro y a medida que nos alejamos del centro vemos mayor cantidad de población que tienen menores ingresos y menor acceso a esos servicios.

Es interesante el análisis que presenta uno de los capítulos del libro respecto de cómo lo espacial impacta en las decisiones matrimoniales.

Es una cuestión más que interesante. A partir del análisis de las actas matrimoniales del registro civil neuquino, en el capítulo “Conseguir pareja” demuestro cómo los grupos migratorios que compartieron espacios en la ciudad fueron los más unidos desde el punto de vista nupcial. En una ciudad tan magmática como es Neuquén lo más importante es la cercanía espacial que es lo que condiciona las uniones. En otras palabras, uno termina contactándose y relacionándose con quien tiene cerca y eso puede llevar a tomar la decisión de casarse. En el caso de quienes viven en la periferia, un 80 o 90 por ciento, dependiendo de la década estudiada, contrajo matrimonio con alguien que vive en las mismas coordenadas espaciales. Es bastante lógico porque uno establece relaciones y esas sociabilidades son un insumo para casarse.

Por lo tanto, se puede analizar que Neuquén es una ciudad dividida, polarizada, dos ciudades viviendo en una ciudad. Una ciudad, la del centro con servicios en abundancia, con una población de buenos ingresos, con una población nacida en la ciudad y llegada de otras provincias; y otra ciudad, quizás invisible o menos visible para la mirada de los sectores dominantes, pero tan importante como la otra pero donde no existen tantos servicios o los servicios son una faltante.

No es exagerado decir que en el cruce de origen migratorio, espacio ocupado en el tablero urbano y estrato social, encontramos algunos de los condicionantes que atravesaron la elección de una pareja.

Los especialistas afirman que la migración es un elemento estructural del capitalismo.

Aquí podemos observar un capitalismo del Estado. El rol que ocupó la burguesía en escenarios centrales de los países que se industrializaron primero es desempeñado por grandes empresas públicas que demandan recursos humanos, que no siempre existe en las provincias donde se instalan esas empresas por eso generan un flujo migratorio. Además hay otro elemento estructural que es un cambio en las pautas de asentamiento de la población argentina durante la segunda mitad del siglo XX. Argentina tiene un sistema de alta primacía. Buenos Aires es más grande que cualquier otra ciudad de la Argentina, pero con el paso del tiempo Argentina es cada vez menos macrocefálica porque se da un fuerte crecimiento de las ciudades intermedias, entre las cuales se destacó Neuquén. Y no es que sólo hay una fuga ocupacional o laboral, sino también hay una búsqueda de una mejor calidad de vida. Por lo tanto, ahí se producen crecimientos estructurales tanto económicos como demográficos.

 

FUENTE: La Mañana Neuquén

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