«No existe un chico que se resista a que le lean un cuento».
Con sus flamantes libros Coco no comparte y Coco va al jardín, la escritora Liliana Cinetto pretende contagiar el placer de la lectura a los chicos para convertirlos en lectores apasionados a través de la narración de historias cotidiana y divertidas porque, sostiene, «un lector no se construye de un día para el otro».
Coco, un cocodrilo pequeño, sale al mundo y comienza a vivir sus primeras aventuras fuera de lo brazos de mamá; muchas veces no entiende o no quiere aceptar situaciones que lo ayudarán a crecer.
La colección, de Editorial Atlántida, comenzó en 2011 con otros dos títulos: Coco se cepilla los dientes yCoco no usa más pañales. «De inmediato fue bien recibida por mis pequeños grandes lectores y se convirtió en un éxito», comenta la escritora en una entrevista con Télam.
Con ilustraciones de Cynthia Orensztain -quien llenó la historia de atractivos colores- Cinetto habla sobre la vida del personaje, que atraviesa varias situaciones conflictivas, normales para chicos de su edad, como no compartir sus juguetes con un amigo o no querer despegarse de su mamá cuando comienza el jardín.
¿Cómo se te ocurrió la idea de esta colección? «Quería un personaje divertido, simpático y travieso que les permitiera a los chicos identificarse con él y sus conflictos; pero que a la vez que el que se divirtieran”, indica.
“La idea era hacer un cocodrilo chiquito, que no fuera más un bebé y enseguida pensé en el nombre ‘Coco’, por ser tan sonoro y tan cantarín», explica Cinetto.
“Las historias las fui construyendo un poco con recuerdos de lo que hacían mis hijos cuando eran chiquitos y también de charlas con una amiga a quien le pedía que me contara anécdotas de su hijo y tomaba nota de todo. Después fue cuestión de empezar a escribir», recuerda la autora de más de ochenta libros para chicos, publicados en las editoriales más importantes del país y en Brasil, Chile, España, Inglaterra y Francia.
“Los problemas presentados en la colección forman parte del universo cotidiano de los chicos, los conflictos con similares a los que ellos tienen, y la mamá de Coco dice mas o menos las mismas cosas que decimos las mamás -apunta-. Esto permite que el niño se identifique con el personaje y que vea la situación desde otra perspectiva la manera en que se pueden resolver los conflictos».
¿Estas historias pretenden dejar algún tipo de enseñanza? «No, ninguna», dispara la ganadora del premio «Pregonero» (2009), otorgado por la Fundación El Libro: «La literatura no pretende dejar mensajes ni enseñar nada, cuenta historias solamente. Lo que pasa es que dejan pensando al lector, lo movilizan y lo sensibilizan».
«A esa situación narrativa cada uno la interpreta de un modo distinto o hace una lectura diferente y única porque cada lector es diferente y único y hay tantas lectura como lectores», sentencia.
Cinetto admite que estos textos «se pueden leer en familia y en el aula aunque no son material de enseñanza, simplemente son cuentos para compartir, para disfrutar y para reírse”.
¿Por qué a los chicos chiquitos le gustan este tipo de historias? “Porque se divierten con un personaje que hace lo mismo que ellos, que no es políticamente correcto ni quiere enseñarles nada», afirma.
Por otra parte, la autora de «Historias que cuenta el viento» habla sobre la relación de los pequeños con los libros: «Creo que no existe en ningún lugar del mundo un chico que se resista a que le cuenten un cuento. Los chicos aman los libros y creo que deben crecer rodeados de ellos desde que son bebés -sostiene-. Hay que contarles, leerles, cantarles desde la panza para preparar sus oídos y su corazón para la literatura”.
Cinetto, quien integró la Comisión Organizadora del Primer, Segundo y Tercer Encuentro Latinoamericano de Narración Oral Cuenteros y Cuentacuentos, considera que tener una fluida relación con los libros “es fundamental para que entablen un vínculo afectivo con la lectura” pero afirma que “a esa relación hay que fortalecerla día a día».
La autora de “La Montaña” y “Rap de vampiro” sostiene que que «un lector no se forma de un día para el otro: demanda años y trabajo”.
“Si le brindamos historias que le interesen y que le den ganas de leer, si los acompañamos contándoles o leyéndoles o comprándoles buenos libros, tienen una alta probabilidad de convertirse en grandes lectores», finaliza.
TELAM
