El Observatorio Europeo Austral (ESO), con una red de telescopios ubicados en Chile, Hawai y Arizona, ha logrado observar el centro mismo de un cuásar lejano, con una precisión y detalle 2 millones de veces superior a los del ojo humano. Esta observación, llevada a cabo con el telescopio APEX (Atacama Pathfinder Telescope), es la más precisa de la historia de la astronomía. No se trata de un hecho aislado, sino del primer paso del proyecto “Event Horizont Telescope”, es decir “Telescopio de Horizonte de Sucesos”, cuyo objetivo más ambicioso es la captación de imágenes de agujeros negros supermasivos, empezando por el que se aloja en nuestra galaxia pero aspirando a llegar a otros más lejanos.
El valor de este poderoso telescopio, y el hito que ha marcado con esta observación es promisorio: podría ser un punto de partida para el estudio de los más grandes misterios que se encuentran en el espacio, y para los que la mente humana todavía no ha logrado imaginar una explicación: los agujeros negros.
