A la hora de hablar del Museo Nacional de Bellas Artes -única sede de esta institución que existe fuera de Buenos Aires- y de los 10 años desde que se inauguró su edificio definitivo en 2004, Oscar Smoljan no puede evitar mostrarse orgulloso y conforme con todo lo generado desde entonces.
El director del MNBA recordó que cuando se realizó la construcción, proyectada por el arquitecto Mario Roberto Álvarez, “era una época muy compleja y muy crítica de la Argentina”. Sin embargo, “la posibilidad de igualar a los ciudadanos de nuestra región con los de los centros más poblados, que tenían acceso directo al patrimonio artístico”, primó a la hora de despejar dudas e instó a “poner los esfuerzos en construir una institución de carácter cultural ambiciosa”.
El balance es necesario, y como producto de esa revisión, Smoljan aseguró que el museo de hoy superó completamente a su idea primaria, porque logró hacer un recorrido y consiguió algunas cuestiones fundamentales. Entre ellas, la representación simbólica del espíritu patagónico (“que era construir en el desierto, vencer a la adversidad”), y sostener una nutrida programación que albergó muestras y retrospectivas de importantes artistas nacionales e internacionales, clásicos y contemporáneos.
La obra de Marta Minujín, León Ferrari, Adolfo Berni, el grupo Escombro, Fermín Eguía, Antonio Seguí, Quinquela Martín y colectivo Mondongo, entre otros tantos, es solo una pequeña parte.
Otro de los aspectos que Smoljan consideró de importancia fue el sentido contemporáneo que adoptó el museo, como lugar de encuentro, con un auditorio dispuestto para distintas actividades culturales, tales como cine o música, y el vínculo que ha logrado generar con el ámbito educativo: “Eso es extraordinario, porque casi todos los colegios han pasado por acá y produce un fenómeno que es que los chicos traigan a su padres”.
Invaluables
En las salas del MNBA se presenta una selecta colección de obras del patrimonio nacional, que abarca desde el Renacimiento al Impresionismo, incluyendo el Clasicismo español, las escuelas holandesa e inglesa, el Romanticismo y el Realismo; con obras de Durero, Mantenga, del Sarto, Millet, Goya, Zurbarán, Sorolla, Zuloaga, Toulouse Lautrec, Rodin, Carriere, Rouault, entre otros, además de una de las colecciones nacionales de mayor relevancia del país, integrada por obras de los precursores, la generación del ‘80, el grupo de París y las vanguardias.
Pero, en todo este tiempo, el museo ha logrado también incrementar y enriquecer su patrimonio inicial, gracias a la donación de 28 obras de Ferrari, las 64 piezas cedidas por Juan Melé, que abarca los últimos 30 años de su producción artística, las obras donadas por Diana Dowek y Margarita Paksa, entre otros, que Smoljan enumeró con envidiable precisión, mientras, entre conceptos, volvía sobre el carácter integrador de este proyecto.
“La idea de este museo es que se pueden construir proyectos que nos engloben a todos, y esa es la mejor manera de avanzar en un país, en una región, en una ciudad, y me parece que la cultura tiene esa posibilidad, que a veces otro tipo de actividad no, porque generan un debate tan intenso que terminan fragmentando”, reflexionó el director, y continuó: “En nuestro caso, creo que la cultura es tan abarcadora y tan amplia que permite unir, y uno de nuestros grande logros es haber unido a la sociedad de la Patagonia, ser un símbolo de que es posible convivir, hacer lugares democráticos y abiertos, donde todos nos sentimos en igualdad de condiciones”.
Respetado
A la hora de pensar en cuáles han sido los principales obstáculos que tuvo que enfrentar durante esta última década, el director aseguró: “El museo ha sido siempre respetado por todos”, y mencionó que si bien la cuestión presupuestaria pudo haber sido un primer impedimento, con el tiempo se demostró que “económicamente fue la mejor inversión que hizo la ciudad”, porque lograron construir un patrimonio de un valor incalculable.
“Cuando la cultura forma parte de la agenda de los gobiernos, cuando es de carácter gratuito y de excelencia, la gente a tiene posibilidades de igualarse socialmente, de tener herramientas vitales para desarrollarse en los lugares. En ese sentido, creo que hemos sido comprendidos, aceptados y acompañados por el conjunto de la sociedad”, finalizó.
FUENTE: diario La Mañana Neuquén
