Es uno de los objetos más utilizados cotidianamente por todas las sociedades, pero a la vez de los menos pensados, como si existiera de manera natural y fuera a permanecer tal como se lo conoce por los siglos de los siglos. Pero el inodoro, retrete, water, excusado, poceta, sanitario o servicio, según los usos y costumbres de cada región, tiene una larga historia, y esa historia puede empezar a cambiar. La primera versión de este dispositivo, similar a la que se utiliza actualmente, fue creada por un poeta, el británico John Harington, en 1597. Aún actualmente los campesinos ingleses y escoceses nombran “John” al inodoro. Este invento, bautizado en su momento como Ajax, e instalado en el palacio de Isabel I, se fue perfeccionando y modificando por décadas y siglos, hasta llegar a ser de uso corriente, en Europa, durante la década de 1890.
Más allá de leves modificaciones, aquel ingenio se ha mantenido intacto hasta ahora en buena parte de los hogares del mundo. Actualmente la fundación Bill and Melinda Gates ha lanzado una convocatoria para otorgar subsidios millonarios a quienes desarrollen un inodoro nuevo y superador: entre las opciones más atractivas que se han presentado, se encuentran un retrete que utiliza los desechos para generar electricidad a través de energía de microondas, otro que utiliza la orina para la descarga, e incluso uno que convierte el excremento en carbón. Todas apuntan a volverlo más sustentable, a reducir su gasto energético e incluso a aprovechar para generar nuevas energías.
Más allá del valor de la innovación, la Fundación de Bill Gates se plantea como objetivo resolver el problema de los millones de personas que aún no tienen acceso a un servicio sanitario en los países en desarrollo. De este modo, innovación tecnología y progreso social se unirían, a través de modificar algo tan natural y cotidiano como el funcionamiento del inodoro.
