La porcelana es el género más delicado y fino dentro de la alfarería. Su fragilidad, su dureza y sobre todo su transparencia y gran variedad de colores, proporcionados por el coalín y el feldespato, minerales que la componen, la distinguen dentro de la cerámica.
Los chinos conocieron y utilizaron estos minerales doscientos años antes de Cristo y durante varios siglos guardaron celosamente el secreto de su fabricación, hasta el siglo XIV en que se comenzó a exportar gran cantidad de objetos de porcelana hacia Occidente.
Hoy en día se fabrican bellas porcelanas en Europa. Los franceses, los ingleses y los alemanes han llegado a tal perfección, que los coleccionistas aprecian tanto las porcelanas de Limoges o de Sevres, lo mismo que las de Japón y China.
